Agradecemos la invitación del MUSAC para participar en el proyecto on line “Obras Hermanas”, una interesante propuesta donde obras del MUSAC dialogan con colecciones de otros museos.
El Museo Tecnológico del Vidrio cuenta con más de 600 obras de vidrio contemporáneo, realizadas por artistas europeos, americanos y asiáticos principalmente. Entre las colecciones más relevantes, se encuentra la colección de vidrio japonés contemporáneo, fruto de una exposición temporal que tuvo lugar en el museo en 1995, comisariada por la conocida mecenas y coleccionista Takako Sano: “Japón Vidrio Artístico Contemporáneo”. Una buena selección de estas obras fueron adquiridas por el museo, tras la clausura de la muestra, y entre ellas se encuentra la obra que hemos seleccionado para este proyecto: titulada Wind, de Shoko Yamashina, para su diálogo con la obra Casa Flor, diseñada por los arquitectos Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa. Aunque ambas obras formalmente son muy diferentes, encontramos ciertas similitudes, la procedencia de autorías por un lado, pues sus autores son japoneses, y por el otro, la técnica de ejecución, pues utilizan la misma técnica de fusión, denominada termoformado, aunque eso sí, se fabricaron con materiales muy diferentes, vidrio y plástico.
No es la primera vez que obras de nuestro museo dialogan con colecciones de otros museos. En el año 2017, organizamos conjuntamente con el Museo de Segovia una exposición temporal con obras de vidrio contemporáneo que intercalamos entre la colección estable del museo segoviano. Las obras de vidrio contemporáneo seleccionadas, tanto escultóricas, como de diseño, fueron cuidadosamente intercaladas entremezclándolas con las colecciones permanentes, con la intención de hacer partícipe al visitante durante su recorrido, del nexo de unión existente entre las colecciones antiguas del museo y las obras seleccionadas de vidrio contemporáneo, muchas veces portadoras de estilos históricos y diseños inspirados en tipologías y materiales de épocas pasadas. El visitante era invitado a tratar de diferenciar, durante su recorrido por las salas, las obras de vidrio contemporáneo de las obras antiguas, en ocasiones difíciles de diferenciar.
En el contexto del arte contemporáneo, Japón se incorporó al movimiento del vidrio escultórico en fechas bastante tardías si lo comparamos con otros países, es decir, finales de la década de los 70 del siglo pasado, cuando irrumpió en este país un interés creciente por el vidrio contemporáneo. Tanto es así, que tras la figura del conocido artista de posguerra Kyohei Fujita, en la actualidad podemos encontrar una pléyade de jóvenes creadores que siguen renovando esta tradición.
El momento de máximo apogeo del arte en vidrio japonés coincidió con la época de mayor actividad de Shoko Yamashina, nos referimos a la década de los 90, cuando tuvieron lugar una serie de factores favorables: convocatorias de becas de formación para estancias en el extranjero (sobre todo en Estados Unidos), creación de departamentos artísticos vinculados al vidrio en distintas universidades japonesas (como en la Universidad de Tama) y, por último, celebraciones de exposiciones en galerías y museos (Toyama), además de concursos relacionados con el arte en vidrio (Suntory o Toyama).
Si algo distingue el arte contemporáneo en vidrio japonés es la perfecta simbiosis entre las técnicas occidentales y la estética oriental, tendente esta última hacia la asimetría y el minimalismo.
Shoko Yamashina nació en Kyoto, en 1957. Tras estudiar en Japón, pasó tres años formándose en Washington, Estados Unidos, en la Pilchuck Glass School. Ha participado en un innumerable número de exposiciones, tanto individuales, como colectivas, que le han permitido dar a conocer su obra por todo el mundo: Estados Unidos, Dinamarca, España o Japón, son un buen ejemplo de ello. Yamashina ha ganado varios premios, como el Premio Suntory, de 1989, o el Segundo Gran Premio de Vidrio Contemporáneo de Toyama, de 2005.
La técnica por la que es conocida la obra de Yamashina es precisamente la del vidrio termoformado, en ocasiones mateado con chorro de arena. Se combinan por tanto en su obra técnicas occidentales, con el sentido estético japonés.
Como se puede ver en esta obra seleccionada de Yamashina, su estilo orgánico y asimétrico, mezclado con el minimalismo en el color, nos recuerda a las obras que realizó durante estos años entorno al viento. Las texturas arenadas, en contraste con las superficies no tratadas, recuerdan vivamente al tratamiento del espacio negativo tan empleado en la pintura tradicional japonesa para resaltar ciertos detalles en la composición.
Ficha técnica de la obra seleccionada
Nº Inv.: 1817
Autora: Shoko Yamashina
Título: Wind, 1994
Medidas: 55x57x55 cm.
Técnica: Vidrio termoformado y arenado con chorro de arena
La técnica del vidrio termoformado consiste en la deformación, por medio del calor generado en un horno, de una o más láminas de vidrio. Esta deformación puede ser facilitada por medio de un molde o por un soporte que ofrezca distintas formas a la obra.
La decoración arenada aporta un aspecto mateado a la obra. Se consigue proyectando a alta presión un chorro de arena a modo de abrasivo sobre su superficie.
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